LOS PARES: UN RECURSO INVALUABLE PARA LA INCLUSIÓN.
Hablar de educación inclusiva implica hablar de sana
convivencia en las aulas, y ello solo se logra al crear oportunidades de
participación activa para escuchar la voz de todos los miembros de la comunidad
escolar y posteriormente usar como insumos sus ideas y conceptos.
Brevemente, paso a compartir un ejercicio piloto realizado
en dos aulas de una institución educativa pública, en las cuales con el uso de
la metodología de investigación acción participativa (IAP), se buscaron
mecanismo de apoyo a la inclusión por parte de los pares en las aulas.
Se realizaron 8 sesiones haciendo uso de herramientas
propias de esta metodología ajustadas al ámbito escolar: mapa social,
calendario estacional, situación diaria, línea de tiempo, mapa de relaciones,
mapa de movilidad, mapa de gustos e intereses y mapa de recursos y
oportunidades, todas ellas encaminadas a obtener de manera espontánea
información proveniente de los estudiantes, que en nuestro caso eran de básica
primaria.
Básicamente, todas las actividades se desarrollaron con la ejecución
de dibujos por parte de los estudiantes para dar respuesta a inquietudes
planteadas según el área de trabajo, algunos de manera individual y otros de
manera grupal. El dibujo resultaba ser la herramienta catalizadora por parte de
los facilitadores para iniciar diálogos que complementaran lo que en sus
dibujos no podían expresar los niños y niñas o para aclarar situaciones que se
había hecho evidentes a través de ellos.
El levantamiento del mapa escolar, previo recorrido de los
estudiantes por la escuela, sirvió para identificar espacios sub utilizados,
conflictos escolares, zonas seguras e inseguras para los estudiantes. El mapa
de actividades, además de facilitar el conocimiento de los intereses de los
niños y niñas, nos permitió conocer aquellos momentos del día en que algunos
estudiantes permanecían solos y se constituyó en un insumo para investigar las
causas del aislamiento y posibles acciones para evitarlo.
Con el mapa de relaciones pudimos conocer qué estudiantes
habitualmente apoyaban a los niños con discapacidad en el aula, por qué y cómo
lo hacían para encaminar de manera efectiva este apoyo y replicar la
experiencia con otros compañeros.
Entre los aprendizajes conseguidos cabe resaltar que los
niños por si solos reconocen todos que son sujetos que requieren apoyo en una u
otra proporción y área, dejando de lado la idea de que el apoyo es exclusivo
para los niños con discapacidad y reconociendo que en algunas áreas ellos
también podrían apoyarlos.
Entre las propuestas finales de los estudiantes surgió el
trabajo por proyectos, la conformación de grupos de apoyo entre pares en los
cuales cada uno de manera voluntaria se postulaba como tutor en el área que se
sentía con mayores fortalezas y se identificaba como candidato para recibir
apoyo en sus áreas de debilidad, lo cual nos lleva a consolidar una cultura de
aula que valora a todos los estudiantes respetando sus capacidades y
limitaciones.
El ejercicio completo sistematizado en un documento para su réplica lo encuentran en este enlace.
Técnica en administración con
especialización en mercadeo y alta gerencia de marketing. Diplomada en
educación inclusiva y pasante en educación inclusiva de la Fundación
Saldarriaga Concha e Inclusion International en el Distrito de New Brunswick,
Canadá.
Becaria por la Agencia Internacional de
Cooperación Japonesa (JICA), como representante de Colombia para el curso de
co-creación sobre discapacidad intelectual y del desarrollo en actividades
comunitarias, realizado en las ciudades de Tokio-Japón y Phnom Penh.”,
Cambodia.
Directora de Proyectos en la Fundación
Síndrome de Down del Caribe 2008-2020.
Consultora y tallerista independiente en
temas de inclusión y discapacidad desde 2020.
Redes: @martharoblese
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